miércoles, 18 de mayo de 2005

Ilusiones rotas

Quizá de pequeña la viera alguna vez, pero no la recordaba. Sin embargo, la de este sábado creo que no la olvidaré en mucho tiempo. La ví llorar y apenas tiene 17 para merecer cosas como esta. Juega en un equipo de waterpolo, y les puedo asegurar que es una de las grandes pasiones que jalonan su corta vida. Lo ama con pasión, se divierte en una piscina. Con esa diversión y satisfacción, ella y el resto de sus compañeras lograron llevar a un equipo casi de amigas hasta la División de Honor, la categoría más alta que existe en el waterpolo femenino (como la Primera División de fútbol para que lo entiendan del todo). Era un sueño histórico pero complicado de alargar por más de un año.

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