Hipnotizado

La canción que sigue me tiene completamente absorto durante todas las horas del día en las que no estoy durmiendo. Viene conmigo allá donde vaya sin que pueda hacerle el más mínimo requiebro.

De cuando la vida fue amable

Me dio por repasar fotografías y encontré ésta. Recordé aquella tarde, aquella cala próxima a Conil de la Frontera, aquel verano divertido, aquellas pulseras que compramos antes de echar a andar por la cuesta de piedras y arena que llevaba a este rincón, esta foto, aquella otra que hice unos instantes más tarde que a mí me encanto y a L. no, aquel baño de casi una hora que acababa de finalizar instantes antes y que no queríamos que finalizara jamás, aquella conversación eterna sobre el agua, aquella chica sin ropa bajo el sol, aquel mar infinito, aquellos coches apoyados uno tras otro sin sentido alguno sobre un aparcamiento inventado entre piedras y arena.

Eran días amables.

Cuando muere el verano

Me he convertido en un completo embustero cibernético. Lo sé. Aunque quizá lo más grave sea que cada vez me va dando más igual. Funcionó a días de un tiempo a esta parte; unos, poco; la mayoría, nada. De ahí que mis ya infinitos propósitos por dejar instantáneas de mi vida y de mi mente en Imaginia se conviertan apenas en un papel dentro de una botella lanzada al mar. Sin corcho alguno que provoque el vació dentro del cristal, por supuesto. Ando peleado conmigo mismo por diversos tropiezos y supongo que esa relación de amor-odio interior está perjudicando a esta pequeña ventana.