Los jugadores celebran el gol de Acevedo. Foto: realzaragoza.com |
Y no inesperado porque el Zaragoza no sea un equipo con poder para hacerlo (que ha quedado claro que puede), sino inesperado por su momento anímico y futbolístico. En estado depresivo tras el 1-2 que sacó el Recreativo de La Romareda, la visita a Mallorca (a priori uno de los que al final se dejará ver por la pelea de los puestos altos) se tomaba con cautela. Paco Herrera, en su obligado papel optimista, ya avisó en la previa: "Estamos preparados para jugar bien y para ganar". Creer esa afirmación resultaba un ejercicio de confianza quizá excesivo, pero el técnico sabía bien lo que decía. Y para los incrédulos, pues las victorias inesperadas saben mejor.
El partido deja dos conclusiones claras. La primera que el Zaragoza se ha dado cuenta de lo que es capaz. Vencer de la manera en que se venció en Mallorca reforzará de moral y confianza a un equipo que empieza a sacudirse las dudas. Y la segunda, la que seguramente sea más importante, supone el claro mensaje de poderío que el equipo ha mandado al resto de contendientes. En una categoría en la que el Zaragoza está obligado a ganar muchos partidos con el escudo, esta exhibición hará que todos miren al equipo aragonés con otros ojos. Y en ese terreno, hay mucho que ganar.
Si te ha gustado esta entrada, ¡compártela!
No hay comentarios:
Publicar un comentario