Pasean demasiado estos días los periódicos, radios y
televisiones sobre la duda de quién será el delantero centro de la selección
española en esta Eurocopa. Ni pretendo ser adivino, ni seguramente les descubra
nada a la mayoría de ustedes, pero el tengo el pleno convencimiento de que será
Fernando Torres. Por lo menos en los primeros partidos. Al Niño se llega por
simple lógica.
No ha representado su mejor temporada y en los amistosos
recientes con España se ha hartado de ejecutar buena parte de las acciones que
no veríamos en un vídeo recopilatorio de goles. Pero guste o no, Torres es
Torres. No es un jugador que acabe de llegar, tiene el culo pelado de jugar
grandes torneos y, todo hay que decirlo, ya reservó su sitio en la historia del
fútbol con aquel gol en Viena tras hacerle a Lahm el lío a sus espaldas y
elevar con acierto y en el momento exacto el balón que valía una Eurocopa.
Después me pueden contar lo que quieran, la titularidad también se gana con esa
clase de detalles.
Vaya por delante que no soy un fan de Torres. En realidad
nunca me acabó de convencer. Tuvo la fortuna (o no) de explotar en un momento
en el que Atlético de Madrid andaba carente de ídolos y desde entonces lo
fueron sosteniendo en lo alto. No cruzaré la frontera de decir que Vicente del
Bosque se equivoca (o no) si lo alinea de inicio el domingo ante Italia. Sería
demasiado atrevido por mi parte. La cosa es que considero que no tiene otra
elección. Siempre he creído que un entrenador, y más a estos niveles y en esta
clase de torneos, siempre le gusta respetar la línea de gradación. Más allá de
eso, que es obligatorio que la respete.
Supongo que Vicente mira a sus delanteros, llora a David Villa
primero y luego estudia a Torres, Negredo y Fernando Llorente. Por méritos esta
temporada, el del Athletic debería ser la elección, pero en los tres amistosos
previos al torneo no ha jugado ni un minuto (se incorporó más tarde que la
mayoría al jugar la final de Copa). Este hecho, en teoría, le descarta como
titular. Ya entre Negredo y Torres… Dejando a un lado nombre, trayectoria, peso
y galones de ambos, basta decir que a Vicente del Bosque le debieron pitar
bastante los oídos cuando anunció que Negredo le ‘robaba’ el sitio a Soldado. Lo
cree gente cuya opinión para nada cuenta, pero ese run-run sí que se oye. ¿Ven
a Del Bosque jugándose el pase a cuartos apostando con Negredo? Yo no lo veo,
es una apuesta demasiado arriesgada y que señala directamente al banquillo…
Así pues, el destino, la lógica, la escala de méritos o como
lo quieran llamar parece enfocar a Fernando Torres. Ya les digo que no me
agrada la elección, pero antes de echarnos las manos a la cabeza deberíamos
juzgar algunas consideraciones. Hizo 75 goles en 174 partidos en España, en
2007 se convirtió en el fichaje más caro de la historia del fútbol inglés,
hecho que agradeció haciendo 24 goles aquel curso siendo el primer jugador
desde Robbie Fowler (95-96) en superar las 20 dianas para el Liverpool en una
temporada. Ese arranque le convirtió de inmediato en un icono para los Reds:
En enero de 2011 los 50 millones de libras que el Chelsea puso
sobre la mesa le permitieron recuperar el rol de fichaje más caro de la
historia de la Premier League. La inversión no le fue tan rentable a Roman Abramovich,
ya que en algún momento del camino le dieron el cambiazo y el Liverpool’s
number 9 se desvaneció. Confiemos en que a Polonia sí que viaje la versión
excelente de El Niño; le vamos a necesitar.
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