miércoles, 12 de diciembre de 2007

Quisiera un reactor

Hace poco, mientras veía una película, me dio por pensar que en un futuro me apetecería tener mi propio reactor. Obviamente resulta una idea descabellada e imposible de realizar sin endeudarme hasta las cejas o sin haber robado previamente y con éxito un par de bancos. Pensé esto a finales de la semana pasada y hoy esa idea ha vuelto a mi cabeza.
El noticiario ha presentado un vídeo (algo frívolo en su tratamiento, dicho sea de paso) que versaba sobre la vida y los milagros -por aquello de que parecen cosas imposibles de hacer por el ser humano medio- de algunos de los hombres más ricos del mundo. Uno de ellos, aunque me da que será cosa de todos ilustrada únicamente en su persona, aparecía en su avión privado. La parte que no me ha gustado ha sido cuando se ha intentado confesar ante las cámaras con un discurso terriblemente perfumado de aparente falsa modestía. El millonetis en cuestión, apuntaba que todos los ricos del mundo deberían viajar al menos una vez al año en un vuelo regular para conocer sus rigores y problemas. O algo así. Discúlpenme, no me he quedado con la necesidad exacta que dibujaba este caballero por la que todos los tremendamente adinerados deberían viajar en un avión normal y corriente, seguía imaginándome en mi propio reactor surcando los cielos.
Si existe un anhelo que toda la humanidad comparte -o casi toda, siempre hay un hueco para raros extremos- no es otro que el de llegar a poseer una fortuna en algún momento de su vida. Ya saben, hablamos de fortuna fortuna, no de una quiniela de catorce ni de una primitiva de cinco y el complementario. Entonces haríamos lo que nos diera la gana. Existe un cierto odio contra esa clase de personas que tienen dinero y hacen lo que les apetece con él y se pegan la vida padre. Odio disfrazado de envidia en el fondo. Por eso, veo incomprensible que uno de los odiados quiera expandir una sensación de humildad. Para lo único que sirve tener muchas cifras en la cuenta corriente es para poder permitirse todo aquello que uno desea sin importar la cifra que ponga en la etiqueta o el papel de contratación.
Si yo fuera millonario -no pierdo la esperanza de momento a pesar de lo imposible- haría de todo. Por supuesto con mi reactor. Y no me bajaría de él ni loco, con la tranquilidad y comodidad que tiene que dar. No me sentiría superior, ni mejor, simplemente trataría de sacar el mayor partido posible al dinero, que es únicamente para lo que sirve. Se puede ser humilde y una excelente persona con un millones de fajos de billetes bajo el colchón. Otra cosa es el estilo de vida que lleve cada cual.

1 comentario:

Bandini dijo...

Hola: me gustó mucho la entrada que hiciste en homenaje a Umbral.

Y me gusta como escribes pero no encuentro dónde te puedo votar, aunque no seas político.

Saludos

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...