Al CAI Zaragoza se le ha escapado esta mañana la Copa del
Rey. Lo ha bordado ante el Barcelona, actual campeón de Liga, pero se ha
resbalado al final y el sueño copero se ha esfumado. En la parte final, un
triple de Carlos Cabezas que ponía al CAI por delante muy cerca del final me ha recordado una historia que me contaron hace
tiempo y que viene a confirmar que un deportista nace pero, sobre todo, se
hace.
Hace ya algún tiempo, tuve la oportunidad de compartir cena
con Carlos Cabezas y Carlos Cabezas. Padre e hijo. Su padre, uruguayo, también
hizo carrera como baloncestista y jugó durante unas cuantas temporadas en
España repartidas entre el Caja de Ronda y el Oximesa Granada. Carlos Cabezas sénior
relató que una de las grandes ilusiones de su vida cuando Carlos júnior nació
era conseguir que él también pudiese vivir y disfrutar de las agradables
experiencias que había vivido a lo largo de su carrera junto al baloncesto.
Así, a través de juegos y pequeños retos fue enganchando a su hijo a este
deporte.
Poco a poco, Carlos Cabezas júnior fue perfeccionando su técnica
y su tiro a través de los entrenamientos y el ‘trabajo’ extra que su padre le
ponía en casa o en una pista a la que siempre acudían padre e hijo a practicar.
Cómo podrán comprobar en el video que les dejó aquí debajo, Carlos Cabezas le
insistió mucho a su hijo en el tiro, algo en lo que los jugadores no gastan mucho
tiempo y que los entrenadores no pueden dedicarle demasiada atención. Tal era la
importancia de esa habilidad que ambos llegaron a dedicarles horas y horas.
Una tarde, padre e hijo fueron a practicar a la pista como siempre y Cabezas padre propuso finalizar la sesión con el siguiente reto:
hasta que no metas 20 seguidos no nos iremos a casa. Cabezas hijo lanzaba y
lanzaba y siempre llegaba el momento del fallo en el que la cuenta se ponía a
cero de nuevo antes de alcanzar el número veinte. El asunto se alargó más de lo
deseable. Su madre llamó a su padre y le dijo que fueran a casa ya, era tarde y
había que cenar, pero Carlos Cabezas sénior se mantuvo inflexible: hasta que no
metas 20 seguidos no nos iremos. Carlos júnior siguió lanzando y lanzando, se
hizo de noche y el frío comenzaba a ser un ingrato compañero. Al final, Carlos
hijo fue capaz de enlazar una racha de 20 canastas y la práctica llegó a su fin. De
camino a casa, el hijo, rotundamente disgustado y contrariado, le dijo a su
padre:
-Papá, ¿por qué me haces esto?
-Hijo mío, te acabo de meter varios millones en la cuenta
corriente –respondió el padre.
La carrera de Carlos Cabezas continúo de manera éxitosa en
el Unicaja de Málaga y sus condiciones y proyección le permitieron hacerse un
hueco entre esa exitosa selección nacional conocido como los juniors de oro
formada por jugadores como Juan Carlos Navarro, Pau Gasol, Raúl López o José Manuel
Calderón. El nombre les viene del Campeonato del Mundo júnior de Lisboa de 1999.
Por primera vez en la historia, España fue campeona del mundo de baloncesto.
Fue tras vencer a una poderosa selección de Estados Unidos en un partido
enorme. Fue gracias a un triple de Carlos Cabezas a escasos segundos del final.
Aquí un resumen de la historia que acabó de contar y ese
triple mágico de Lisboa 99:
Si te ha gustado esta entrada o conoces a alguien que
le pueda interesar, compártela con los botones de abajo.
1 comentario:
me gusta!!'
Publicar un comentario