domingo, 2 de octubre de 2011

'Agabig' Fish


Agapito Iglesias bien podría ser Edward Bloom, aquel entrañable y fascinante protagonista de Big Fish, que narraba cada episodio de su vida coloreándolo de características fantásticas. Sin embargo, su hijo, Will Bloom, nunca llegó a creer ninguna de sus historias. Las tomó todas por enormes bulos fantasiosos e incluso llegó a dejar de dirigirle la palabra antes de emigrar a París por trabajo. Años más tarde, con su padre a punto de morir, regresa a casa para descubrir que ciertamente todos aquellos pasajes, con sus características mágicas e inexplicables, sucedieron de verdad.


La vida de Agapito desde que se situó al frente del Real Zaragoza también ha sido ciertamente fantasiosa. Por acotar en el tiempo y no alargar en exceso este relato, sólo hablaremos de mayo de este año a esta parte. En ese periodo, entró en Concurso de Acreedores de manera voluntaria, siendo el del Zaragoza el Concurso con mayor deuda que haya presentado jamás un club de fútbol en España; fichó en junio a Juan Carlos, que dos meses después no pudo jugar la primera jornada de Liga por no haber llegado su transfer, entonces se descubrió que venía del Sporting de Braga y no del Castilla como se hizo creer a todo el mundo; fichó a Roberto por más de 8 millones de euros, dato que enfureció a todo el fútbol español, en especial a los acreedores del club, al estar en Concurso; de aquel fichaje, el Zaragoza sólo pagó 86.000 euros, el resto fue financiado por un fondo de inversión que se ha convertido en el mejor aliado de Agapito; ha visto cómo ese fondo es ahora investigado por presunto fraude; amenazó con prohibir a Mediapro emitir los partidos del Zaragoza porque debe dinero al club, movimiento sorprendente teniendo en cuenta que Agapito le debe a todo el mundo…; tiene a Obradovic en plantilla pero sin ficha porque no fue capaz de colocarlo en algún equipo este verano; fichó a Miguel Lopes, pero lo hizo cinco minutos tarde y ahora tiene contrato con el Zaragoza pero no puede jugar porque tardaron demasiado en acordar su llegada pese a gastar negociando casi por completo el último día del mercado de fichajes; ha visto como Braulio era detenido por presuntos abusos sexuales que luego el jugador reconoció; y, por último, ha visto como la FIFA ha pedido a la Federación Española que le reste seis puntos por todo el embrollo del fichaje de Matuzalem porque el que aún debe una millonada al Shakthar Donetsk.

Durante mucho tiempo defendí que Agapito no vino al Real Zaragoza con mala intención. Quiso hacer un gran proyecto, trajo buenos jugadores y soñó con ganar una Liga. Luego el equipo descendió y todo se le fue de las manos para convertir al Zaragoza en un equipo extraño, de modales abruptos y odiado por gran parte de españoles. Agapito sabe que no cae bien y por eso este verano prometió transparencia y buenas maneras, pero en el último episodio de su agitada vida en el club hizo saltar por los aires, como tantas veces antes, ese anhelo. El Zaragoza recibió la carta de la FIFA anunciando su solicitud a la Federación Española de pérdida de puntos el martes pasado, pero no fue hasta el jueves cuando se conoció el hecho. Como suele suceder en estos casos, fue porque lo anunció el Shakthar. Aquella tarde de jueves Javi Marín imaginaba a los superiores del club encerrados en un despacho desde el martes con la luz apagada y los dedos cruzados para que nadie se enterara del asunto, cosa que no sucedió.

Por todos estos asuntos, y muchos otros que he omitido, Agapito Iglesias bien podría ser Edward Bloom, un tipo sorprendente. Puestos a imaginar, no sería extraño que, como sucedió con Bloom, un día acudan todos los personajes con los que se ha relacionado a lo largo de este tiempo para despedirle. La diferencia está en que muchos no creo que lo hicieran en son de paz.

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