Lo han vuelto a hacer. Sí. Una Navidad más la televisión (no recuerdo la cadena en concreto) regala una promo de sus programas y películas para estas fechas acompañada por la siempre recurrente La Valse d'Amelie (versión orquesta). No sé si se habrán fijado o, incluso, si la habrán llegado a oir, pero a mí ya me empieza a cansar el asunto. Todos los años es lo mismo.
La banda sonora de El fabuloso destino de Amelie Poulain me chifla. Es posible que la haya escuchado unas doscientas veces, quizá más, pero me empieza cansar que, Navidad tras Navidad, a veces incluso en varias cadenas a la vez, echen mano de ese dulce sonido. Sabía que este fin de año volvería a suceder. Es algo que pasa siempre, como que nunca te toque el gordo de la lotería de Navidad o que algún día cualquiera tropieces y caigas de rodillas al suelo, éso también sucede cada año. Creo que lo he comentado por aquí en alguna ocasión, la televisión de hoy en día carece de imaginación salvo contadísimas excepciones. Todo es lo mismo. Unos programas copian a otros, la supuesta telerrealidad insiste en sus formatos mientras la audiencia comienza a despreciarlos, las series nacionales ofrecen poco tirando a nada y en los concursos cada vez hay que hacer menos para ganar un dinerillo. O reconocer todas tus miserías, lo cual ya me parece rizar el rizo. Por eso apenas veo la televisión, no hay demasiada cosa que me acabe de gustar. Seguramente mi planteamiento sea algo exagerado, no me tomen por crítico de televisión puesto que uno no puede hablar demasiado sobre algo que no ve o conoce. Simplemente creo que todo siempre es lo mismo. Por eso Amelie, aunque sólo sea instrumentalmente, siempre vuelve a aparecer en Navidad. Y todo esto me lleva a una pregunta superior: ¿Qué haría realmente Amelie Poulain en Navidad? Creo que cortaría una cadena infinita de muñecos de papel de esos que van unidos por los brazos y compraría regalos enormes o imposibles. Aunque quizá los hiciera ella misma y no comprara nada, quién sabe...
Les dejo la canción de marras. Una delicia que ya no me gusta escuchar en la televisión:
La banda sonora de El fabuloso destino de Amelie Poulain me chifla. Es posible que la haya escuchado unas doscientas veces, quizá más, pero me empieza cansar que, Navidad tras Navidad, a veces incluso en varias cadenas a la vez, echen mano de ese dulce sonido. Sabía que este fin de año volvería a suceder. Es algo que pasa siempre, como que nunca te toque el gordo de la lotería de Navidad o que algún día cualquiera tropieces y caigas de rodillas al suelo, éso también sucede cada año. Creo que lo he comentado por aquí en alguna ocasión, la televisión de hoy en día carece de imaginación salvo contadísimas excepciones. Todo es lo mismo. Unos programas copian a otros, la supuesta telerrealidad insiste en sus formatos mientras la audiencia comienza a despreciarlos, las series nacionales ofrecen poco tirando a nada y en los concursos cada vez hay que hacer menos para ganar un dinerillo. O reconocer todas tus miserías, lo cual ya me parece rizar el rizo. Por eso apenas veo la televisión, no hay demasiada cosa que me acabe de gustar. Seguramente mi planteamiento sea algo exagerado, no me tomen por crítico de televisión puesto que uno no puede hablar demasiado sobre algo que no ve o conoce. Simplemente creo que todo siempre es lo mismo. Por eso Amelie, aunque sólo sea instrumentalmente, siempre vuelve a aparecer en Navidad. Y todo esto me lleva a una pregunta superior: ¿Qué haría realmente Amelie Poulain en Navidad? Creo que cortaría una cadena infinita de muñecos de papel de esos que van unidos por los brazos y compraría regalos enormes o imposibles. Aunque quizá los hiciera ella misma y no comprara nada, quién sabe...
Les dejo la canción de marras. Una delicia que ya no me gusta escuchar en la televisión:
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