viernes, 16 de mayo de 2008

Fuera de ritmo

Ando completamente fuera de juego esta semana. Vivo en un estado de angustia permanente por culpa de un Real Zaragoza empeñado en matarnos a disgustos esta temporada. Si ahora me pararan y me preguntaran qué ha sucedido esta semana, no sabría contestarles, de verdad. Por suerte ya está cerca el momento en decisivo y podremos saber si gana y se salva, si pierde y se condena o si empata y ya veremos. He gastado toda la semana pensado en posibilidades, opciones y suposiciones que se pueden dar en el Mallorca-Zaragoza y en los otros dos partidos donde también se van a jugar el descenso. Y es algo terrible, no se lo recomiendo. La cosa está clara, si el Zaragoza se va al abismo tengo buena parte de las papeletas del sorteo para recoger las pocas cosas que tengo en la redacción del As y marcharme a casa a esperar que otro empleo se dibuje en el horizonte. Ahora que estaba tan bien...

Algunas personas me han dicho a lo largo de la semana: "Chico, lo que tenga que ser será". Sí, claro, pero convivir con ello día tras día me está matando lentamente. Como ejemplo, y no me dejo llevar por la exageración lo prometo, la noche del martes al miércoles me metí en la cama a las tres menos diez de la madrugada. Tras muchos intentos, logré conciliar el sueño a las siete y veintiocho. Ésa al menos fue la última hora que me mostró mi radio reloj despertador. Aquel día estuve KO, la dichosa alarma me recordó que ya tenía que volver a funcionar a las nueve y media.
Muchas veces, más a principios de semana que ahora que se acerca el desenlace, he deseado ser presa de un profundo sueño o darme un golpetazo en la cabeza -sin secuelas posteriores claro está- que me tuviera fuera del mundo hasta el lunes. Entonces, al despertar, preguntaría: "Y bien, ¿qué pasó?". Así conseguiría evitarme una semana de nudo en el estómago crónico y angustia a deshoras. No he hecho otra cosa que pensar en fútbol, resultados y posibilidades y el futuro. Tal es así que he tenido completamente olvidado el resto de cosas que componen mi universo, incluido a Imaginia. Algo que me duele sobremanera teniendo en cuenta que el pasado 27 de abril fue su cuarto cumpleaños. Y no sólo no le regalé nada de nada, sino que me permití la filigrana de pasar completamente por alto tal efeméride...

PD: Para completar una semana para olvidar, me volvió a suceder algo que odio. Les había escrito unas palabras mucho más intensas y animadas que éstas que han leído arriba. Justo cuando sólo me quedaba repasar desapareció todo de la pantalla y tuve que volver a empezar. Siento que se hayan tragado todo el rollo de arriba escrito con el filtro del desánimo encendido...

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