jueves, 8 de agosto de 2013

Día 32: Obrigado Helder

Postiga, en un encuentro con el hombre imaginiario (cuando trabajaba en AS).
A uno le da mucha pena que Hélder Postiga abandone el Real Zaragoza. Es ley de vida; el movimiento obligado. Un club en Segunda no puede soportar el precio de un buen goleador como él. Da pena, mucha. Más allá de un excelente jugador, Hélder es un gran tipo con lo que más allá de consideraciones futbolísticas me fastidia mucho que el Zaragoza deba desprenderse de él.

Apareció en Zaragoza cuando nadie lo esperaba. De repente, a escasas horas del cierre del mercado veraniego de fichajes en 2011, el club cerraba la llegada del delantero portugués. Apostaría a que pocos esperábamos el buen rendimiento que finalmente acabó dando. Yo el primero. Hasta aquel instantes, apenas había logrado de superar los cinco goles por temporada en tres ocasiones. Y llevaba ya diez en activo... Tardó ocho partidos en estrenarse como goleador, hecho que no ayudó a disipar las dudas en torno a un jugador que parecía haber caído en La Romareda en el último instante y casi de rebote.

Durante muchas jornadas aquella temporada, y unas cuantas la que se cerró el pasado junio, fue el delantero de la mirada triste. No era extraño que, partido tras partido, el portugués vagara por el campo con el gesto contrariado y la rabia en los puños. Las cosas no salían, los balones no llegaban en condiciones y todo aquel cúmulo de despropósitos no le permitía ayudar al equipo. Era habitual verle lamentándose. Verle pasar las tardes de fútbol sin ofrecer una sonrisa o un gesto alegre.

Rendimiento

Sin embargo, de cuando en cuando se fue permitiendo pequeñas conquistas hasta cerrar la primera temporada con 9 goles y la segunda con 14, su mejor registro en una temporada como profesional. Quiso el destino que este éxito personal llegara con la desgracia colectiva de un descenso a Segunda que muy pocos imaginamos allá por diciembre de 2012, cuando el Zaragoza alcanzó el parón invernal con una buena ganancia de puntos tras vencer al Athletic en San Mamés 0-2, precisamente con un gol de Hélder.

Con el tiempo, aquel jugador al que nadie esperaba acabó convirtiéndose en uno de los mejores fichajes de los últimos años. Incluso de la 'Era Agapito' me atrevería a decir. Pero su tiempo pasó. Un Zaragoza en absoluto colapso financiero no puede permitirse a Hélder en Segunda. El idilio se acaba aquí, con Postiga vendido al Valencia y muchos lamentando tantas cosas que tienen que ver con su salida que resulta complicado hasta ponerlas en orden.

Líder en la sombra

Se va un delantero eficiente. También un jugador que humilde y comprometido. Recuerdo una charla que tuve con él en septiembre del año pasado en la que hablamos de fútbol y de la vida. Guardo un grato recuerdo de aquella mañana. Compartimos diversas experiencias de la Eurocopa. Le enseñé los vídeos que grabé durante mi verano en Polonia y Ucrania y él me relató su asombro durante la estancia de Portugal en Lviv, donde un magnate local (que había aportado fuertes sumas para diversas obras que debía acometer la ciudad para la Eurocopa) hacía y deshacía a su antojo en autoproclamado liderazgo o la rabia que sintió al lesionarse y ser consciente de que no podría jugar en las semifinales y una hipotética final que finalmente no fue.

Todo esto lo narraba absoluta sencillez y cordialidad. Circunstancias que siempre le han acompañado. Hélder tiene cualidades y talento para ser un grande y comportarse como uno de ellos. Pero es un tipo normal que evita la grandilocuencia. Lo suyo es jugar y hacer bien las cosas. "He cumplido 30 años pero un futbolista está siempre aprendiendo día a día. Siempre aprendo algo nuevo y eso me ayuda", decía en aquella entrevista. Y bajo esa premisa ha abrazado hitos a los que apenas se ha dado eco. Es uno de los pocos jugadores que ha logrado marcar en tres Eurocopas diferentes (2004, 2008 y 2012) y con la selección de Portugal mejora el porcentaje de eficacia (apariciones-goles) del idolatrado Cristiano Ronaldo. Y aún con eso tiene que seguir viviendo a su sombra.

Como si nada, en Zaragoza aportó un buen rendimiento y creció como jugador llegando a completar dos de sus mejores campañas en lo que a goles se refiere. Sin duda, en adelante le echaremos de menos. Obrigado Hélder.

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