miércoles, 8 de febrero de 2012

El triángulo se cerró en Indianápolis


Archie, patriarca de los Manning. (Getty Images)


Los New York Giants se proclamaron el pasado domingo campeones de la Superbowl. El hecho en sí no les resultará novedoso a la mayoría de los lectores, pero esconde una historia que al menos descansará en paz por un tiempo.

Eli Manning volvió a superar a los New England Patriots a falta de escasos segundos para el final en el gran partido. Lo hizo por segunda vez, de nuevo cuando no demasiados lo esperaban, con una actuación soberbia que le sitúa entre los grandes quarterbacks de la NFL. No de la historia, que eso puede que llegue, sino en los de su tiempo. El chico con cara alelada ha jugado dos Superbowls y ha ganado las dos cuando parecía que era imposible. En ambas ocasiones fue nombrado mejor jugador del partido. Entre ambas, 2008 y 2012, creció mucho para ganarse el respeto y la admiración que nadie quería concederle. Desde el pasado domingo, Eli ya es uno de los grandes.

Jamás le tomaron en serio. Su cara aniñada e inexpresiva nunca le ayudó. Tampoco lo hizo el hecho de ser el tercero en una familia de quarterbacks. Con tesón y trabajó y buen puñado de críticas y escépticos a la espalda, Eli Manning ha logrado forjar su estatua de leyenda sin ser un tipo mediático ni hacer mucho ruido. Simplemente se dedicó a jugar al football; cada vez mejor. Los San Diego Chargers lo seleccionaron como elección número 1 del draft de 2004. Días después lo traspasaron a los New Yorks Giants. Cuatro años después, ganó su primera Superbowl (2008). Y cuatro años después, la segunda (2012). Conociendo su metodismo, seguramente esta regularidad no resulte casual. Ambas se las ganó a los New England Patriots de Tom Brady, uno de los mejores quarterbacks que la NFL haya conocido.

Otro de los quarterbacks a los que la NFL toma por histórico es Peyton. Peyton Manning, hermano mayor de Eli que juega para los Indianapolis Colts. En realidad este año no ha jugado ni un sólo partido. La pasada pretemporada, Peyton tuvo que pasar por el quirófano para operarse de un nervio pinzado en la zona del cuello que afectaba a su rendimiento. Era la tercera operación en 19 meses. Peyton incluso llegó a viajar a Europa para someterse a un tratamiento con células madre que no terminó de solucionar su problema. Sin su jugador franquicia, uno de los grandes, los Colts han hecho el ridículo esta temporada: 2 victorias y 14 derrotas. Varios médicos han asegurado que Peyton Manning ya puede jugar, pero el dueño de los Colts anunció en la semana previa a la Superbowl que todavía no está preparado. Lleva desde diciembre entrenando y lanzando balones, pero nadie sabe si podrá volver a ser el de antes ya que ese nervio problemático conecta con su brazo de lanzar. El asunto se complica aún más. Peyton tiene un contrato por cuatro años más con los Colts (firmó por cinco en julio de 2011) y el próximo mes de marzo deben abonarle por ellos 28 millones de dólares… La resolución final más probable será que lo corten, se quede sin el dinero (algo meridianamente secundario en todo este embrollo) y tenga que buscar un nuevo destino. Dicen que Miami Arizona y los Jets (de Nueva York, rivales eternos de los Giants de Eli) lo quieren.

Peyton también fue la selección número 1 del draft. Lo escogieron los Indianápolis Colts en 1998 y años después les llevó a ganar la Superbowl de 2007 y a jugar, y perder, el partido final de la temporada 2010. Es el hombre que más veces ha sido nombrado mejor jugador de la temporada, con cuatro galardones, y el único quarterback que ha logrado sobrepasar las 4.000 yardas de pase en temporadas consecutivas (6) y a lo largo de su carrera (11). Eli siempre ha tenido que competir a su sombra, verse expuesto a la eterna comparación de una saga de quarterbacks que inició su padre Archie Manning en 1971, cuando arrancó una carrera que le llevaría por los New Orleans Saints, Houston Oilers y Minnesota Vikings. Archie no logró ningún éxito reseñable durante su carrera más allá de ser nombrado jugador ofensivo del año en la conferencia NFC durante la temporada de 1978, pero a tenor de los logros y trayectoria no resulta raro imaginar que en su fuero interno tuviera una predilección por Peyton, su hijo más exitoso.

Todo ello cambió el pasado domingo cuando Eli logró sumar su segunda Superbowl. Peyton (2007) y Eli (2008) fueron los primeros hermanos en la historia de la NFL en ganar dos Superbowls de manera consecutiva. Aquella fue la primera de Eli, a la que ha añadido este año la de 2012 (que en su palmarés, como todas las demás mencionadas en esta entrada, aparecerán con fecha de un año antes, que es la temporada a la que hacen referencia pese a jugarse el partido final en torno a febrero del año siguiente). Eli ha adelantado a Peyton y se ha ganado una página en la historia del football. Más allá de eso, consiguió cerrar el pasado domingo un triángulo de puntas hirientes. Lo hizo en el Lucas Oil de Indianápolis, estadio donde Peyton se forjó una gran reputación y del que en breve podría salir por la puerta de atrás. Y lo hizo ante Archie, un padre que en el último día de esta temporada de calvario de su hijo mayor, se llevó una tremenda alegría con el pequeño.

Aquí el drive final:


PD: De no mediar una gran historia por el camino, esta entrada despide la NFL hasta finales del verano.

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