jueves, 29 de marzo de 2012

La memoria del calamar


Hace algunos días, encontré escondido debajo de varias carpetas de mi ordenador un relato que inicié hace tiempo y que desde un primer momento quise nombrar ‘La memoria del calamar’. Encontré dos copias, una algo más completa que la otra, pero ambas perfectamente inacabadas. Las tenía abandonadas desde hace tiempo, incluso pensé que las habría perdido para siempre. No hubiera sido un mal desenlace vista la introducción y el nudo.

No sabría indicar en qué punto comencé con ‘La memoria del calamar’, pero creo que podría situarse en algún instante de 2007. Comenzó lento, sin una definición clara, luego murió abrazado al primer disco duro externo que entró en nuestra casa. Me puse de nuevo, lamentando haber guardado sólo una copia. Tiempo después, alguien me dijo que podría meterme aquella narración por donde la espalda pierde su nombre, y en un acceso de debilidad fui yo mismo quien la borró. Vendría después el tercer y último intento, pero el propósito cayó lentamente en el olvido, seguramente con el problema que sufrió la segunda oportunidad todavía en el recuerdo. La versión más larga apenas ocupa 22 páginas en un word a doble espacio.

Fue extraño reencontrarme en este punto con ‘La memoria del calamar’. Muy extraño. Pensé que se habría marchado con todas esas cosas que desaparecen una vez que alcanzas determinados puntos en la vida. Releí el texto y me pareció precioso, aunque no queda muy académico que sea yo quien diga esto. Seguramente sea una de las mejores cosas que haya escrito, pero en este momento no me apetece continuarla. Ha llegado tarde, su tiempo ya pasó. No veo manera de reengancharme de nuevo a aquella historia de un calamar perdido en un océano inmenso y que lucha por llegar a una orilla que nunca acabé de definir si alcanzaría o no. Prefiero que quede incompleto; en un ‘tal vez’ o un ‘podría ser’. El otro día escuché en la televisión una frase que podría encajar en este dilema: “Lo único que está claro, es que ya veremos…’.

Recuerdo como si hubiera sucedido hace un segundo que tracé ‘La memoria del calamar’ mientras escuchaba una y otra vez esta canción:


Con el paso del tiempo uno va perdiendo algunas costumbres. Ya no asocio escritos a canciones. Incluso a veces, ni siquiera escribo (cuando escribo, que es casi nunca…) escuchando música, que era una de las costumbres más sagradas que tenía. Hacerse mayor es entrar en una serie de dinámicas que no te quitas de encima a no ser que seas consciente de lo que está sucediendo. A mis 30 años, cada vez es más complicado que nos juntemos todos los amigos, que hagamos un viaje a cualquier otra parte; cada vez me cuesta más ponerme a escribir (en mi regreso a Imaginia prometí escribir un libro del que sólo tengo esbozos en una libreta y tres hojas de word…); cada vez es más complicado que, por ejemplo, un 29 de marzo sea el día diferente que podría ser hace tres, cuatro o seis años.

Cuando estaba en la Universidad, acudí en una tarde ociosa a un ciclo de cine que había en la Facultad. Proyectaban aquel día Cinema Paradiso. Resultó ser un terrible puñetazo. Quise vivir en aquella película, gastar la vida viéndola o imitándola. Fue tal el impacto, que de regreso a casa no hice más que tumbarme en la cama y mirar al techo pensando que debía hacer cosas diferentes, no dejar que todo sucediera porque sí sin controlarlo. A día de hoy, no puedo presumir en exceso de ejercer ese idealismo, pero sí que me tomo mis licencias. Cinema Paradiso tiene buena culpa de ello.

Existen tres películas que todo el mundo debería ver alguna vez en la vida. Las dos primeras ofrecen una visión diferente de la vida y el mundo, mientras que la tercera supone toda una lección de formas de vivir. Obviamente son mis tres películas favoritas. Por orden: El fabuloso destino de Amélie Poulain; Cinema Paradiso y El indomable Will Hunting. Si no las han visto, por favor háganlo. Las tres les harán reír y llorar y podrán disfrutar de escenas tan sencillas e impactantes como esta:

AVISO: Es la escena final de Cinema Paradiso. No desvela la trama, pero sí que tiene su cierto significado. Si tiene intención de ver la película, yo le recomendaría que no viera este video…




Si te ha gustado esta entrada o conoces a alguien a quien pudiera gustarle, compártela.

No hay comentarios:

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...