lunes, 8 de abril de 2013

¿Qué hacer con Manolo Jiménez?

Jiménez da instrucciones en el empate ante el Madrid. Foto: Tino Gil - R. Zaragoza

El pasado domingo, al pisar Zaragoza tras la vergonzante derrota en Riazor, Manolo Jiménez escenificó el acto obligado en buena parte de las crisis futbolísticas a las que asistimos cada año: "No he pensado en dimitir. He pensado en trabajar; y en sumar". Y bien, ¿ahora qué?

¿Por qué sigue Manolo Jiménez en el banquillo? Es una pregunta que muchos amasan entre dudas y asombro. Cuesta creerlo. Encadena 13 jornadas sin victorias; 5 puntos de los últimos 39 posibles; no parece ser capaz de reconducir la situación; no consigue girar a mejor el juego... Muy pocos en el fútbol son capaces de soportar una ola de semejantes dimensiones. Por eso, ¿por qué Manolo sigue en pié?

Hace un año, al cerrarse su llegada, ya escribí sobre él: "No creo que sea una elección desacertada; tampoco creo que sea un excelente entrenador". No lo traigo a colación para jugar con ventaja. Realmente no tengo ningún interés especial en que Jiménez se vaya o se quede. Lo único que me interesa es que el Real Zaragoza no pierda la categoría. Por eso, en estas líneas, la única intención es tratar de encontrar el por qué de la continuidad del técnico andaluz cuando todos los factores estadísticos desaconsejan esa elección.

"Me siento respaldado por mi trabajo"

En aquella rueda de prensa del pasado domingo en la que se negó a abandonar, reconoció sentirse legitimado. En cierta medida, tiene razón. Rescatar al equipo del fracaso como hizo el año pasado y hacerle completar éste una primera vuelta de cierto nivel hay que apuntarlo en el lado de los pros. Los contras hablan de que el prisma de los pros ya está oxidado. El efecto Jiménez es historia. O al menos no consigue demostrar lo contrario. Siempre le estaremos eternamente agradecidos por lo que hizo el año pasado y por sus desvelos en éste, pero los números dicen que su tiempo pasó. Sus ruedas de prensa motivadoras ya no hacen efecto en nadie, el fútbol de su equipo no hace sino involucionar y últimamente el técnico parece perdido en diversas guerras en las que siempre dispara e intenta salvar el culo. Por no haber, apenas hay autocrítica.

Ante todo esto, ¿qué hacer? Pues no sé qué decirles. La historia demuestra que los cambios en el banquillo superado marzo pocas veces surten efecto. Además nos encontramos ante un equipo diseñado, estructurado y pensado por el propio Manolo Jiménez, principal figura de este nuevo proyecto zaragocista. Sin él al frente, posiblemente muchas decisiones perderían su sentido. Con él al frente, posiblemente no haya posibilidad de virar hacia la tierra prometida. O quizá sí. Lo que sí parece seguro es que todos los que le rodean seguirán quietos en la distancia, esperando a darle la palmada si logra superar la ola o a ver como se estrella él solo desde la barrera. Entre todos ellos, hace tiempo que hay un profundo silencio. Y Manolo sigue. Y aquí no pasa nada. No "dramaticemos"...

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