jueves, 31 de mayo de 2012

El partido perfecto


La filosofía de Luis Aragonés, el estilo que le imprimió a España, bien podría definirse en un partido: la semifinal de la Eurocopa 2008 Rusia-España. Tras aquel partido y pese a ser Alemania el oponente, creo que todos tuvimos claro que España sería campeona de Europa. Y si no lo era, al menos estaba claro que moralmente lo merecía.

Quizá el resultado final perdiera algo de valor o de perspectiva apoyado en el hecho de que a Rusia ya se le había hecho un 4-1 en el estreno en la fase de grupos. Tras aquello, supongo que sería complicado pensar que España no alcanzaría la gran final. Lo que sí que resultaría difícil de imaginar sería la brillante sinfonía interpretada por el equipo con Luis Aragonés haciendo bucles con su batuta y disfrutando como pocas veces. Aunque esto último sólo lo intuyo...

La semifinal de la Eurocopa de 2008 frente a Rusia es el mejor partido que le he visto a España (al menos que yo recuerde). Puede que la primera parte del encuentro hiciera el papel de patito feo expuesto al completo el conjunto, que no lo creo, pero es que la segunda fue un ejercicio sublime de fútbol como nunca antes había contemplado. Por momentos, desee que aquel partido no acabara jamás, que se alargara con el suceder de los días y que nada más requiriera nuestra atención.

En esta exageración del preciosismo, quizá influyera en mí el entonces reciente recuerdo de los cuartos de final. Un Holanda-Rusia que vi en una habitación de hostal venida a menos junto a Pablo, Edu y Pitinas. Fue en Amsterdam y seguramente sea lo más cerca que haya estado de sentir un terremoto. Desde primera hora del día las calles eran una marea 'Orange'. A nadie que no fuera extranjero le faltaba en su indumentaria algún elemento de apoyo a su selección. Nos alojábamos al lado de una plaza bastante transitada y con no menos de quince bares. Y cuando Van Nistelrooy igualó de manera agónica en el minuto 86 el 0-1 que ponía en semifinales a los rusos el suelo tembló como si fuéramos a iniciar un viaje hasta el mismo centro de la tierra. Después vino la exhibición de Arshavin en la prórroga, la decisión de Pablo de comprarse en cuanto regresara a Zaragoza la camiseta del 10 ruso y aquella frase de Hiddink: "Traje a Andrey por esto" -no jugó los dos primeros partidos de la fase de grupos por sanción-.

Por todo eso pensé que España pasaría más apuros, que la sinfonía podría estropearse. Rusia, un guiñapo durante los 90 minutos, olvidó ser aquel equipo que sorprendió a toda Europa dejando fuera a una Holanda que corría con los favoritos, para bailar sin protestar al son de la música que le marcaba España.


Dejó aquí las crónicas de AS y Marca de aquel partido. Aclaro que soy algo influenciable, pero titulé este post antes de ponerme a rebuscar en internet la crónica de AS de aquel día. Y ahora ya no lo voy a cambiar...

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