lunes, 6 de mayo de 2013

De nuevo un salto mortal

La grada del Municipal, dispuesta a ejecutar de nuevo el milagro.

Hace dos semanas ya les confesé que me cansé de ser optimista con el Zaragoza, pero en el interior sufría un proceso similar al que confesó John Benjamin Toshack días después de un nefasto partido de su Real Madrid en Vallecas: "El domingo me cargaría a todos los jugadores. El martes, sólo a ocho. El jueves creo que los culpables son sólo dos o tres. Y al final acaban jugando los mismos once cabrones de siempre". En franco paralelismo, hace tres semanas creía que el Zaragoza, esta vez sí, estaba condenado al desastre. La semana pasada se ganó al Mallorca y... bueno. Ahora, ganado también el Rayo Vallecano... ya estamos aquí de nuevo; en ese punto en el que uno se dispone a adaptar la postura necesaria para ejecutar el salto mortal. Otra vez.

El Zaragoza profesa profunda amistad con los imposibles. Va camino de coleccionar su cuarta salvación agónica consecutiva después de una en la que pasó miles de jornadas en descenso, otra en la que nadie lo esperaba e incluso una más en la que regresó a la vida tras haber estado hundido 12 puntos más abajo. En esta ocasión tocaba enfocar el mortal con otro tirabuzón: estar 15 jornadas sin ganar para hundirse antes de resurgir pareció la mejor elección posible. Y aquí estamos de nuevo. Otra vez.


Empujado por una hinchada cada más convencida de que la permanencia es posible, el equipo ha logrado corregir una de sus peores rémoras de la temporada: los partidos como local. En el peor momento, justo cuando la posibilidad de caer a Segunda empezaba a tomar forma de realidad, el Zaragoza ha sacado seis puntos en La Romareda que le devuelven la confianza y le hacen fuerte para las cuatro jornadas que restan.

Refuerzo físico y anímico

Esos dos triunfos han permitido al Zaragoza volver a ser parte de lo que fue en la primera mitad de la temporada. Un conjunto sólido y aguerrido que nunca perdía la cara a los partidos. Fruto de sus experiencias recientes, el Zaragoza ha aprendido a moverse bien en este escenario de últimas jornadas con la navaja en el cuello. Hasta ahora siempre salió ileso. Y parece que este año quiere hacerlo de nuevo. La madurez y templanza con la que resolvió el encuentro ante el Mallorca, sabiendo superar el mazazo del 2-2 en el tramo final, fue la primera prueba de fe de este equipo.

La segunda llegó ayer, cuando pese a estar muy condicionado por lograr los tres puntos, jugó con una calma y serenidad impropias de su situación. Más allá de eso, anuló a un Rayo Vallecano que es mucho más equipo de lo que le dejaron enseñar en La Romareda. El esfuerzo colectivo en la presión y defensa fue digno de elogio, aunque caben destacar situaciones particulares. Jiménez reconoció que la mejor versión de Sapunaru está aquí de nuevo -y es una lástima que se pierda el partido en Levante del viernes- pero por encima de todo yo me quedo con dos casos. El partido de Pintér fue sublime, se vacío por completo en el campo y lo hizo casi todo bien. Qué importante es que un jugador como él se multiplique por mil en este tramo final. El otro caso fue Apoño. Su encuentro fue terrible en la creación pero correcto en cuanto a esfuerzo defensivo y coraje. Esta segunda parte no la veía tan clara, hasta que me dijeron que echara un ojo a este gráfico:


Aún hay que remar

El único pero que le pongo al triunfo ante el Rayo es el marcador. Espero que ese 3-0 no acabe siendo contraproducente o genere un exceso de confianza. El Zaragoza ha acumulado seis puntos de golpe para saltar fuera de la zona de peligro, pero todavía queda mucho por hacer. No vale relajarse o pensar que está todo encarrilado. Tras el partido me quedé un buen rato hablando con Alfonso Reyes, fotógrafo de AS. Alfonso siempre apunta a hechos interesantes y hace análisis con mucho sentido de las situaciones y posibilidades futbolísticas. Me dijo que no es descabellado pensar que Deportivo y Celta serán capaces de alcanzar los 40 puntos, lo que obliga al Zaragoza a aterrizar como mínimo en los 41. Eso son tres victorias o dos victorias y dos empates. Un mundo demasiado amplio que abordar por el momento. Así que seamos cautos.

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