domingo, 15 de enero de 2012

Una afición sin equipo

Panóramica de la protesta que tomé antes de unirme a ella.

Hartos de aguantar a un equipo que no juega, a un presidente que es de todo menos un presidente y a un club que agoniza lentamente, una parte de la afición del Real Zaragoza se plantó ayer ante el estadio para sacarse de dentro la ira acumulada en los últimos seis años. La grada está herida y, aunque suene a metáfora exagerada, prácticamente se está quedando sin equipo por los vaivenes y el comportamiento bipolar de Agapito Iglesias. Creo sinceramente que Agapito Iglesias no llegó con malas intenciones al Real Zaragoza. Así se lo he explicado a mucha gente a lo largo de estos años y así lo creeré siempre. Dicho lo cual, cuando el equipo se le fue a Segunda y descubrió otros asuntos que poco tienen que ver con el fútbol y la gestión de un club, se le fue todo de las manos.


La grada ya se cansó de sus fechorías hace tiempo y el sábado, en una acción sin precedentes y llena de emotividad, miles de personas (las cifras bailan según las fuentes) exigieron al soriano que se vaya, que deje de molestar. Para que se hagan una idea, lo recogí en este vídeo (excelente esa pancarta de ‘Agapito el que lo lea’, por cierto):


El asunto es complejo. Agapito está hundiendo el club, descapitalizándolo y provocando bochornosos espectáculos que han desgastado por completo la imagen nacional e internacional del club. Pero el club es suyo. Lo compró en su día y no se encuentra obligado a venderlo. Al menos mirando el asunto desde cualquier prisma que no sea el moral, porque sí que resulta una inmoralidad que no venda y se vaya para siempre. ¿Cómo se resuelve entonces la situación? Supuestamente Salvador Arenere ‘el breve’ y los nuevos consejeros entraron con la misión de conseguir hacer “apetecible” la compra del club, pero duraron diez días, lo que no sabemos si significa que Agapito no piensa vender o todo lo contrario.

En los últimos días he oído todo tipo de teorías y sugerencias. Una corriente, muy extendida, dice que el soriano debe poner precio a sus acciones y que debe ser la afición quien tenga prioridad en el proceso de compra, en una suerte de colecta popular. La propuesta tiene gran sentido, pero le veo el problema de conseguir los contribuyentes necesarios. Todos sabemos que a la hora de proponer nunca suelen surgir los problemas, pero otra cosa será cuando toque poner la tela y uno, dos, tres… se rajen portando un variado abanico de excusas. Quizá luego esto que imagino no sucedería, pero me da a mí que sí…

Además que yo soy más de otra corriente. Si Agapito no está dispuesto a vender, no quiere irse, hay que conseguir que le entren ganas de irse. La concentración del sábado en La Romareda supone un excelente punto de partida, pero dudo mucho que el soriano vaya a irse por eso. En Sevilla tenían el mismo problema con Manuel Ruiz de Lopera y lo resolvieron con una manifestación por las calles de la ciudad a la que acudieron más de 60.000 personas entre aficionados, ex jugadores, políticos, personalidades y periodistas (pueden verla en este vídeo). Eso ya aumentaría mucho la presión. Hasta que ese momento llegue, que sé que llegará, hay quien propone pequeñas medidas diarias de presión como formar grupos de quinientas o mil personas para que saluden al soriano cuando llegue a trabajar a su empresa cada mañana o le hagan compañía cuando salga a echarse un Marlboro a la calle. Y así todos los días.



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