viernes, 8 de junio de 2012

El invitado inesperado

Italia, planeando su ataque. (Uefa.com)

De los años que llevo viendo el desarrollo de los grandes torneos de fútbol he sacado una conclusión: nunca creas muerta a Italia. Por mucho que todo parezca en contra, por mucho escándalo que la rodee, por muy pocos duros que den por su evolución en el torneo, Italia siempre es otro cosa. Una nube de trayectoria impredecible, una bala perdida en el mar de una guerra, una cometa navegando sobre el aire.

España afronta un estreno de doble filo. Poco importa que la concentración azzurra haya sufrido el escándalo de los amaños de partidos, que Criscito haya tenido que regresar a casa o que la sombra de la sospecha haya perseguido hasta a Buffon. Esas cosas a Italia no le importan. La historia ya le suena de la Eurocopa de 1980, en la que fue cuarta (entonces participaban 8 equipos) y los Mundiales de España 82 y Alemania 2006. En ambos salió campeón tras notorios escándalos de apuestas y amaños de partidos. Mismo escenario de ahora, la misma Italia intrigante de siempre. España no puede fiarse.

No puede hacerlo porque a lo largo de los años uno ha acumulado en sus recuerdos numerosas decepciones ante esos jugadores siempre tan elegantes. Uno se le viene a la cabeza instantes como aquellos cuartos de final del Mundial de Estados Unidos, aquel culebreante y certero gol de Roberto Baggio mientras todavía nadaba en nuestra retina aquel fallo inexplicable de Julio Salinas. Aquel partido confirmó el eterno gafe de España ante Italia, a la que nunca había ganado en una Eurocopa o Mundial.

La selección le puso fin a ese gafe en la última Eurocopa, cuando la moneda de los penaltis cayó de su lado para finalizar con 78 de penalidades en grandes torneos. Ante el partido del domingo, España parece infinitamente superior tanto en juego, como efectivos y ánimo. Pero ello no le concede ninguna ventaja. Cuanto peor parece el escenario, más fuerte es capaz de golpear. El mejor ejemplo es uno de los mejores partidos, o al menos que más me ha impactado, que les he visto. Fue en el Mundial de Alemania, cuando enmudeció a todo un país en dos minutos durante la prórroga. Aquí la prueba del delito:



Italia después salió campeón tras ganar a Francia. Y recuerden, entonces también salpicada de amaños.

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